El anillo Grau, una joya de oro rosa de 18 quilates, es un testimonio de la maestría joyera y la elegancia atemporal. Lo que distingue a esta pieza es su impecable ejecución de la técnica tubogas, un proceso complejo que requiere habilidad y precisión. El tubogas, palabra italiana que significa 'tubo de gas', se refiere a la creación de bandas flexibles y entrelazadas de metal precioso sin soldaduras visibles. El resultado es una superficie lisa y continua que evoca movimiento y fluidez. En el anillo Grau, dos vueltas de oro rosa se entrelazan en una danza armoniosa, creando un efecto visualmente impactante. Esta técnica, aunque popularizada en el siglo XX, tiene raíces que se remontan a la antigüedad. Los artesanos etruscos y romanos utilizaban métodos similares para crear joyas flexibles y duraderas. Hoy en día, el tubogas sigue siendo un símbolo de excelencia en la joyería, apreciado por su belleza y complejidad técnica.