El elemento central de esta gargantilla en oro blanco de 18kt es, sin duda, la tanzanita, una piedra preciosa que ha cautivado al mundo con su intenso color azul violáceo, a menudo descrito como un 'azul crepuscular'. Descubierta en 1967 en las colinas Merelani de Tanzania, esta gema es mil veces más rara que el diamante, lo que la convierte en un tesoro codiciado por coleccionistas y amantes de la joyería. En esta pieza, la tanzanita se presenta en talla redonda, una forma clásica que realza su brillo y permite que la luz se refracte en su interior creando un juego de destellos maravillosos. Alrededor de la tanzanita, como un halo de luz, se despliega una orla de diamantes, cuidadosamente seleccionados por su pureza y brillo. Estos diamantes, de un blanco cristalino, no solo aportan un extra de luminosidad a la pieza, sino que también realzan la belleza de la tanzanita, creando un contraste cromático elegante y sofisticado