La caja redonda de acero inoxidable, ionizada en un radiante oro amarillo, recuerda a calidez del sol en su cenit. Sus 32 milímetros de diámetro lo convierten en un complemento perfecto para cualquier muñeca, sin resultar abrumador. La esfera dorada, despojada de indicadores, es una base en blanco donde el tiempo se convierte en una danza de luz y sombra. El brazalete de eslabones, también ionizado en oro amarillo, se integra a la perfección con la caja, creando una continuidad visual que realza la elegancia del conjunto.