A primera vista, esta joya Fabergé deslumbra con una explosión cromática que recuerda un arcoíris. Diamantes blancos, zafiros en una gama que abarca desde el amarillo al violeta, pasando por el naranja, el rosa y el azul, tsavoritas de un verde intenso y rubíes rojos se suceden en un delicado baile de color. Cada gema, tallada con precisión milimétrica, ha sido seleccionada por expertos gemólogos para asegurar su brillo, pureza e intensidad. Pero la verdadera magia de esta pieza reside en su diseño. La montura, realizada en oro amarillo de 18 quilates, presenta un característico acanalado que recuerda a los icónicos huevos de Fabergé, un sello distintivo de la firma. Este detalle, además de aportar elegancia y sofisticación, tiene una función práctica: permite que la sortija se pueda girar, mostrando diferentes combinaciones de color según la posición de las gemas.