El anillo, elaborado en oro rosa de 18 quilates, presenta un diseño acanalado que recuerda a los icónicos huevos de Fabergé. La protagonista indiscutible es una gema central de rubí ovalado, procedente de las minas de Gemfields en Mozambique, que ha sido cuidadosamente seleccionada por su intenso color y brillo. Acompañando a esta piedra principal, una hilera de rubíes talla pavé adorna los laterales del anillo, creando un halo de luz y color. Pero la verdadera sorpresa se esconde en el interior de la banda. Fiel a su tradición de incorporar elementos ocultos, Fabergé ha engastado un rubí secreto en el interior del anillo, un detalle que solo la persona que lo lleva podrá descubrir.