Esta delicada joya Fabergé, realizada en oro blanco de 18 quilates, se centra en un huevo de 14mm que deslumbra con la belleza del esmalte guilloché en un intenso color verde azulado. Esta técnica ancestral, en la que un patrón geométrico se graba minuciosamente en el metal antes de ser recubierto con esmalte vítreo, crea un efecto de profundidad y luminosidad que caracteriza a las creaciones de Fabergé. La superficie del huevo, además del fascinante guilloché, está adornada con 16 diamantes blancos que suman un total de 0.15 quilates. Estas gemas, cuidadosamente seleccionadas, aportan destellos de luz que contrastan con la intensidad del esmalte, creando una pieza de una elegancia atemporal única.